Liga de Quito va por la final de la Copa Libertadores y los hinchas responden con una locura total. La pasión del fútbol ecuatoriano, a flor de piel en cada rincón del estadio.
El fútbol ecuatoriano vuelve a vivir una de esas noches mágicas que solo ocurren cada cierto tiempo. Liga Deportiva Universitaria de Quito está a punto de disputar la semifinal de ida de la Copa Libertadores contra el poderoso Palmeiras, y la ciudad ya vibra como si se tratara de una final anticipada. Pero la noticia no es solo el partido: la Casa Blanca estará a reventar, y el ambiente promete ser histórico.
Carlos Flores, gerente de la empresa encargada de comercializar las entradas del club, reveló en una entrevista con Radio La Red que 25 mil de las 27 mil entradas disponibles ya están vendidas, y eso que todavía no han salido a la venta los boletos físicos. General norte, general sur baja y palcos están completamente agotados. Solo quedan algunos asientos en tribuna, y todo apunta a que el estadio Rodrigo Paz Delgado se llenará al 100%.
Este entusiasmo no solo se traduce en emoción deportiva, sino también en un impacto económico importantísimo para Liga, que proyecta una de las recaudaciones más grandes de su historia. En una Libertadores donde cada ingreso cuenta, una taquilla así puede marcar la diferencia, tanto en lo financiero como en lo anímico.
El ambiente en la capital es de fiesta y ansiedad. Los hinchas lo saben: están ante una oportunidad única de hacer historia, y quieren ser parte de ella. Ya se ven banderas, camisetas blancas y cánticos anticipados en cada esquina de Quito. El equipo de Luis Zubeldía no estará solo ante el Verdao: tendrá un estadio rugiendo por 90 minutos, alentando a un club que sueña con levantar su segunda Libertadores.
El fútbol ecuatoriano demuestra, una vez más, que la pasión no se mide por ligas o presupuestos, sino por corazón. Esta semifinal es más que un partido: es un grito de esperanza que retumba en todo el país.