El brillo del astro ecuatoriano Álex Aguinaga en los campos internacionales
Álex Aguinaga, aclamado no solo en Ecuador sino en numerosas latitudes del fútbol, ha sido uno de los baluartes del deporte rey en su nación. Con un talento innegable, Aguinaga dejó una huella imborrable en equipos internacionales, destacando particularmente en el Club Necaxa. Su destreza en el campo y su habilidad para entender el juego, llevó a que su nombre resonara en las ligas europeas, aunque finalmente, su corazón lo mantuvo ligado al equipo mexicano por una buena parte de su carrera.
Desde sus inicios en el Deportivo Quito, Aguinaga demostró tener un talento especial. Esta plataforma inicial le brindó la oportunidad de proyectarse más allá de las fronteras ecuatorianas, encontrando en México una segunda patria. Su contribución a la selección nacional, ‘La Tri’, en la década de los 2000, evidenció su nivel y su compromiso con los colores de su país.
Una trayectoria marcada por la excelencia
Aunque Aguinaga colgó las botas, su pasión por el fútbol nunca cesó. Se aventuró en roles como entrenador y comentarista deportivo, siempre con la misma dedicación y amor por el deporte. Su legado es tal, que cuando el Club Necaxa celebró su centenario, no dudaron en invitarlo a un partido conmemorativo de leyendas. En esta ocasión, compartió césped con titanes del fútbol como Guti, Morientes, Redondo, Trezeguet y el Balón de Oro, Fabio Cannavaro.
Esta convivencia con figuras de talla mundial reafirma la posición de Aguinaga como uno de los grandes del fútbol. Y, como si fuera poco, la presencia del icónico Hugo Sánchez como director técnico en ese partido, agrega aún más peso a la magnitud del evento.
Un recorrido por su carrera
Álex Aguinaga dejó una marca en cada equipo que defendió. Desde sus inicios en Deportivo Quito, pasando por una memorable etapa en Necaxa, hasta su breve pero significativa estadía en Cruz Azul en 2003. No obstante, su retorno a Ecuador para enfundarse la camiseta de Liga de Quito en los últimos tiempos de su carrera, generó cierta polémica con los aficionados del Deportivo Quito. Sin embargo, su magia y maestría en el campo demostraron que, sin importar la camiseta, Aguinaga siempre fue un embajador del buen fútbol.
La trayectoria de Álex Aguinaga es un testimonio del talento ecuatoriano y su capacidad para brillar en los escenarios más exigentes del fútbol mundial. Su legado, marcado por la excelencia, la dedicación y el amor al deporte, es una inspiración para las nuevas generaciones.