El ecuatoriano Moisés Caicedo fue clave en el triunfo 3-1 de los ‘Blues’ y dejó una actuación que habla de su evolución táctica y carácter competitivo.
Cuando parecía que ya conocíamos todo sobre el juego de Moisés Caicedo, el ecuatoriano volvió a dejar su sello en un partido de alto voltaje. Chelsea venció 3-1 al Liverpool en Stamford Bridge, en un duelo vital para sus aspiraciones europeas, y ‘Niño Moi’ no solo fue protagonista: también demostró que su fútbol tiene más capas de las que muchos creían.
El equipo encaró este reto como una final. No había margen para titubeos, y el mediocentro tricolor fue parte fundamental del plan. Lo curioso es que, por momentos, se le vio ocupando una posición poco habitual: lateral por derecha. Aunque no fue su zona principal durante todo el partido, Caicedo cumplió con disciplina táctica, aplicando su lectura de juego para cerrar espacios y salir limpio desde el fondo.
Una vez regresó al eje del mediocampo, su impacto creció. Con su habitual energía, anticipaciones limpias y visión para romper líneas con pases precisos, formó un tridente sólido que le dio equilibrio al equipo. Pero su aporte no terminó ahí. En el tramo final del encuentro, cuando el Liverpool apretaba buscando el empate, apareció ese Moisés que combina potencia y temple: presionó alto, recuperó el balón y forzó un penal que sentenció el partido.

Con este resultado, el Chelsea da un paso firme en su lucha por entrar al Top 5 de la Premier League. Y aunque el camino ha estado lleno de altibajos, actuaciones como la de Caicedo invitan al optimismo.
Más allá de los números, el ecuatoriano sigue consolidándose como un jugador de élite. Versátil, confiable y cada vez más influyente en momentos clave. Lo de este fin de semana no fue solo una buena actuación: fue una muestra de carácter.