El fútbol ecuatoriano sigue vibrando: la Chatolei logró un empate valioso ante Orense gracias al olfato goleador de Byron Palacios.
En el fútbol ecuatoriano, hay partidos que valen más que tres puntos. Son esos encuentros en los que la garra, la pasión y el orgullo de un club se ponen a prueba. Y eso fue exactamente lo que ocurrió en Machala, donde Universidad Católica visitó a un Orense decidido a defender su casa. Entre tensión, goles y hasta una expulsión, la historia la terminó escribiendo un protagonista especial: Byron “el Tigre” Palacios.
Un inicio cuesta arriba para la Chatolei
El ambiente en el estadio 9 de Mayo estaba encendido. Orense, ubicado en la pelea por el Hexagonal Final, saltó al campo con el respaldo de su afición y con un Ángel Mena inspirado. Y fue justamente Mena quien, al minuto 35, aprovechó un descuido defensivo para adelantar al equipo local con un remate preciso que dejó sin opciones al arquero visitante.

El rugido del Tigre
Pero el fútbol ecuatoriano tiene eso que enamora: giros inesperados. Al minuto 60, Byron Palacios, con ese instinto que lo caracteriza, cazó un balón en el área y lo mandó al fondo de las redes, silenciando a la hinchada local. Un gol que no solo significó el empate, sino que devolvió la confianza a un equipo que venía luchando por mantenerse firme en la parte alta de la tabla.

Drama y resistencia final
El partido se puso aún más complicado para Universidad Católica cuando, apenas dos minutos después del empate, su arquero Rolando Silva fue expulsado por una falta discutida. Con un hombre menos y media hora por delante, la Chatolei se aferró al empate como un tesoro, mostrando orden defensivo y carácter.
El empate 1-1 deja a ambos equipos con opciones intactas en la lucha por el título, pero para Universidad Católica este punto sabe a victoria. La figura de Byron Palacios se agranda en el fútbol ecuatoriano, demostrando que, incluso en las canchas más difíciles, un rugido puede cambiarlo todo.