Aunque hoy es el tercer arquero, Moisés Ramírez demuestra profesionalismo y compañerismo en la selección. Descubre el mensaje que dejó Hernán Galíndez.
En un puesto donde la paciencia es tan importante como los reflejos, Moisés Ramírez está dando una verdadera lección de madurez en la selección ecuatoriana. El joven arquero de Independiente del Valle, conocido como La Araña, hoy no es ni el titular ni el primer suplente, pero eso no lo ha desmotivado. Muy por el contrario, su actitud ha sido elogiada públicamente por uno de los grandes del arco nacional: Hernán Galíndez.
Durante una entrevista reciente, Galíndez fue claro: “Moisés Ramírez a mí me está demostrando hoy que, aunque le toca ser el tercer arquero, muestra un compañerismo tremendo y un excelente compromiso”. Estas palabras no pasan desapercibidas, especialmente viniendo de alguien que ha disputado un Mundial con la Tri y ha sido referente en clubes como Universidad Católica y Aucas.
En un ambiente donde la competitividad puede volverse tóxica, Ramírez ha optado por el camino del profesionalismo silencioso, ese que no se ve los domingos en la cancha pero que sostiene al grupo en los entrenamientos. Para cualquier futbolista joven —y más aún para un arquero— ser el tercero en la jerarquía puede ser frustrante. Pero en lugar de dejarse consumir por la ansiedad, Moisés ha optado por sumar desde su rol actual.
“Ahora llegué a México estoy teniendo la oportunidad de jugar y eso cuando uno viene a la Selección viene con un ritmo diferente”, Enner Valencia
— Johanna Calderón (@johacalderon11) October 12, 2025
“La indicación era que para atacar sea más un volante y para defender ir intercambiando dependiendo la zona Angelo. Soy un jugador… pic.twitter.com/pZNnQYPV4T
La actitud de Ramírez es un ejemplo para muchos. Mientras el país entero discute quién debería ser el titular en el arco tricolor, él trabaja sin quejas, esperando su oportunidad, sin poner por delante el ego sobre el colectivo.
En un fútbol donde muchas veces los focos solo iluminan a los que están en la cancha, este tipo de historias merece ser contada. Porque a veces, el triunfo del fútbol ecuatoriano también está en los gestos invisibles, en la solidaridad, y en el respeto al grupo.