El histórico capitán de Liga de Quito Patricio Urrutia denuncia la detención de su hijo y lanza un mensaje desesperado que conmueve al país y a los seguidores del fútbol ecuatoriano.
El fútbol ecuatoriano no solo vive de goles y triunfos en el extranjero. También hay momentos que duelen, que paralizan y que nos recuerdan que detrás de cada ídolo hay una historia humana. Patricio Urrutia, eterno capitán de Liga de Quito y actual entrenador del Delfín, atraviesa uno de los capítulos más difíciles de su vida: su hijo fue detenido tras un operativo realizado el 23 de junio en su hacienda familiar.

🏡 Un allanamiento inesperado y una detención que deja más preguntas que respuestas
“Mi casa fue allanada, la de mi madre, la de mi hijo… y hoy está preso de la manera más injusta”, declaró Urrutia con la voz quebrada. Su hijo, recién llegado de Estados Unidos tras gestionar su residencia, sufre de una enfermedad crónica que requiere atención médica especializada. “Le sale pus todos los días, tenía una cirugía pendiente y ahora está en un lugar sin los cuidados necesarios”, explicó, visiblemente afectado.
Estas declaraciones no solo impactan por su contenido, sino por la impotencia que transmite quien alguna vez levantó la Copa Libertadores para el fútbol ecuatoriano. Hoy, la batalla de Urrutia no es en el campo, sino por la libertad y la salud de su hijo.
🧠 “Mi cabeza y mi corazón están en la cárcel con él”
Mientras cumple sus funciones como técnico en Manta, Urrutia confiesa que no puede concentrarse. “He buscado ayuda, he golpeado puertas… y no encuentro soluciones”, aseguró. Su pedido no es político ni mediático, es humano. “A mis amigos, a la gente que me conoce: ayúdenme a traer de vuelta a mi hijo. De todo corazón se los pido”.
Este testimonio ha generado un fuerte impacto entre los aficionados y abre un debate necesario sobre la situación judicial y médica de las personas privadas de libertad, sobre todo cuando existen condiciones de salud delicadas.
🧩 Un llamado más allá del fútbol
Más allá del rol que cumple Patricio Urrutia en el fútbol ecuatoriano, esta situación pone de relieve una verdad dolorosa: la fama no protege del sufrimiento humano. El drama que vive su familia ha tocado a miles de seguidores que recuerdan al capitán con la cinta al brazo, luchando hasta el final. Hoy, esa lucha continúa, pero fuera de las canchas.