El entrenador colombiano condiciona su salida al cumplimiento de sus salarios atrasados, mientras Jorge Célico suena como posible reemplazo.
La situación en Emelec se complica cada vez más. Leonel Álvarez, actual entrenador del equipo eléctrico, ha revelado públicamente su malestar por una deuda salarial que ya alcanza los cuatro meses. El estratega colombiano ha dejado claro que no abandonará su puesto hasta que el club cumpla con sus obligaciones económicas.
En una reciente entrevista, Álvarez declaró:
«Lo único que tiene un DT de garantía en un equipo es su maletica lista… El día que tomen decisiones (dirigentes) es cumplir con un contrato.»
Estas palabras reflejan la tensión que vive el Bombillo en medio de una crisis que afecta tanto al banquillo como al rendimiento del equipo.
¿Qué está en juego para Emelec?
La deuda salarial no solo afecta la relación entre el club y el entrenador, sino que también genera inestabilidad en el plantel. Los jugadores, conscientes de la situación, enfrentan un clima de incertidumbre que puede impactar negativamente en su desempeño.
Además, la hinchada está dividida. Mientras algunos apoyan a Álvarez y exigen que se le pague lo que se le debe, otros consideran que es momento de buscar un nuevo rumbo con un cambio en el banquillo.
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¿Jorge Célico al rescate?
En medio de esta tormenta, el nombre de Jorge Célico ha comenzado a sonar como posible reemplazo de Álvarez. Sin embargo, cualquier negociación con un nuevo entrenador depende de que Emelec resuelva primero la situación contractual con el colombiano.
La directiva enfrenta un dilema: cumplir con las exigencias económicas de Álvarez para mantenerlo en el cargo o llegar a un acuerdo para su salida, lo que implicaría una indemnización y más gastos para un club ya golpeado financieramente.
¿Qué sigue para el Bombillo?
Emelec necesita actuar con rapidez para resolver este conflicto. Si bien la situación es delicada, encontrar una solución consensuada podría evitar un desgaste mayor y devolver algo de estabilidad al equipo.
Con la temporada en marcha y los objetivos en juego, el Bombillo no puede permitirse más distracciones. La pelota está en la cancha de la directiva, que deberá decidir el futuro de su banquillo técnico mientras lidia con las consecuencias de su crisis económica.