Romario Caicedo rompió el silencio y relató un episodio clave con José Pileggi que refleja los errores de la anterior dirigencia del club.
El fútbol ecuatoriano no solo se vive en la cancha, también en los camerinos, las oficinas y los silencios que gritan verdades incómodas. En Emelec, club emblemático del país, aún se sienten los ecos de una gestión que dejó más preguntas que respuestas. Romario Caicedo, uno de los máximos referentes del equipo, se animó a contar una anécdota que retrata con crudeza la distancia entre la dirigencia de José Pileggi y los jugadores.
La historia detrás del quiebre: una reunión que lo dijo todo
Caicedo no necesitó adornar sus palabras para que causaran impacto. Con voz firme y sin rodeos, recordó su primer encuentro con el expresidente Pileggi, apenas este fue electo. «Cuando él es electo nos acercamos Dixon, Leguizamón, Carabalí, Jackson, el Demonio, Pedro Ortiz y yo. Solo queríamos conversar para saber cómo era el tema y no nos quería atender», comenzó relatando.
El momento más tenso llegó cuando Demonio García, uno de los compañeros, le consultó directamente sobre su salario pendiente. “¿Cuándo me vas a pagar?”, preguntó el jugador. La respuesta de Pileggi fue tan fría como desconcertante: “Que te pague el que te trajo porque yo no te traje”.
Un silencio incómodo se apoderó del ambiente. “Le dijimos: no pues, presi, no es la forma”, continuó Caicedo, dejando claro que ese instante marcó un antes y un después en la relación entre la plantilla y la dirigencia. “Yo tengo para vivir 20 años más y ustedes no. Si yo me molesto, dejo el club y ustedes qué hacen. Nosotros como jugadores nos espantamos”, sentenció.
Consecuencias de una gestión desconectada
Lo que empezó como una conversación frustrada terminó anticipando una crisis profunda. El paso de Pileggi por Emelec se caracterizó por decisiones polémicas, atrasos económicos, falta de diálogo y un ambiente tenso que contaminó el camerino. Para Caicedo y muchos de sus compañeros, era evidente que esa relación no iba a funcionar.
Finalmente, el tiempo le dio la razón al jugador. En octubre de 2024, Pileggi dejó su cargo en medio de una crisis deportiva, institucional y financiera que aún golpea al club. Hoy, con el Bombillo buscando una reconstrucción, estas declaraciones sirven como una advertencia sobre la importancia del respeto y la cercanía entre directivos y jugadores.
Una lección que Emelec no debe olvidar
El relato de Romario Caicedo no es solo una anécdota más. Es un testimonio potente que desnuda las fallas de una dirigencia desconectada de su plantel. Para que el fútbol ecuatoriano crezca, los clubes deben aprender de sus errores y priorizar el diálogo, la empatía y la visión compartida.
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