A días de enfrentar a Barcelona, El Nacional atraviesa un drama económico. Jonathan Borja alzó la voz: “Salimos del estadio a ver qué comemos mañana”
Mientras El Nacional intenta recuperarse del golpe sufrido ante Independiente del Valle y preparar el duelo ante Barcelona SC por la fecha 24 de LigaPro, sus jugadores enfrentan una batalla más dura que cualquier partido: sobrevivir sin ingresos y con el club en total abandono.
La situación se ha vuelto insostenible. Así lo reveló el volante Jonathan Borja, quien rompió el silencio con un testimonio doloroso y cargado de impotencia:
“Estamos solos. Ni en un club de Segunda se pasan las cosas que estamos viviendo”, dijo en una entrevista para El Nacional Toda una Vida.

Nueve meses sin cobrar: el lado invisible del fútbol ecuatoriano
Borja reveló que lleva nueve meses sin cobrar y que la situación se repite con varios de sus compañeros. La incertidumbre y el desgaste no solo afectan lo anímico, sino que también comprometen lo básico:
“Ahorita salimos del estadio a ver qué comemos mañana. Algunos se toparán con las puertas cerradas de donde rentan”, contó, dejando al descubierto la gravedad del momento.
Estas declaraciones se dan justo antes de un partido clave ante Barcelona, donde el foco debería estar en lo futbolístico. Sin embargo, el drama fuera de la cancha supera cualquier preparación táctica.
Indignación con la directiva
El mediocampista también cuestionó duramente al presidente del club, luego de que este afirmara que prefiere pagar deudas institucionales antes que cumplir con los jugadores:
“Decir que prefiere pagar deudas antes que a estos chicos es una vergüenza. Somos nosotros los que damos la cara por él hace más de un año”, sentenció Borja.
A pesar del contexto, los futbolistas continúan presentándose a los entrenamientos y compitiendo con dignidad. “Más digno no puede ser este equipo”, expresó el jugador nacido en Ibarra, visiblemente afectado por el abandono institucional.
Un llamado urgente a la reflexión
Lo que vive El Nacional no es solo una crisis económica. Es el reflejo de una estructura debilitada que pone en riesgo no solo resultados, sino la salud mental, profesional y personal de sus futbolistas.
La pelota sigue rodando, sí. Pero debajo de los botines, hay una realidad que ya no se puede esconder.