El exjugador y expresidente del Ídolo del Astillero Alfaro Moreno puso fin a su ciclo como manager deportivo tras fuertes tensiones con los aficionados y presuntas amenazas a su familia.
Carlos Alfaro Moreno ya no forma parte de Barcelona Sporting Club. Su renuncia como manager deportivo ha sacudido el ambiente del fútbol ecuatoriano, pero para muchos hinchas canarios no fue una sorpresa… sino una consecuencia inevitable.
Después de haber regresado al club a inicios de 2025 con un rol clave en el armado del plantel y la estructura deportiva, su figura nunca volvió a gozar del respaldo popular que alguna vez tuvo como jugador o presidente. La elección de Ismael Rescalvo como director técnico, las decisiones de fichajes y el bajo rendimiento del equipo en el presente año solo agravaron el descontento entre la afición.
Presión insostenible: de ídolo a blanco de críticas
El distanciamiento con la hinchada fue creciendo partido a partido. En redes sociales y en las gradas del estadio Monumental, se sentía el rechazo. Muchos aficionados lo responsabilizaban directamente por la falta de resultados y la ausencia de un proyecto deportivo claro. Las críticas se convirtieron en insultos y, según versiones extraoficiales, también en amenazas directas hacia su familia, lo que habría sido el punto de quiebre.

El vacío que deja su salida
Su salida abre un nuevo capítulo de incertidumbre en el Ídolo del Astillero. Si bien era una figura cada vez más cuestionada, su papel como nexo entre la dirigencia y el cuerpo técnico era fundamental. Ahora, la directiva deberá actuar con rapidez para reorganizar la estructura deportiva de cara a la segunda mitad del año.
Mientras tanto, parte de la hinchada respira aliviada… aunque también exige soluciones reales y no solo cambios de nombre.
El peso de una camiseta histórica
El caso de Alfaro Moreno refleja cómo el peso de una camiseta como la de Barcelona SC puede transformar a un ídolo en una figura controvertida. El fútbol ecuatoriano necesita líderes capaces de aguantar la presión, pero también un entorno donde la crítica no se convierta en violencia.