El manabita Jordy Alcívar salvó al Matagigantes con un cañonazo inolvidable ante Universitario por la Copa Libertadores
Cuando el fútbol se vuelve apretado y las ideas escasean, a veces solo se necesita un momento de genialidad. Eso fue exactamente lo que entregó Jordy Alcívar, quien con un misil desde fuera del área rescató a Independiente del Valle y selló su primer triunfo en esta edición de la Copa Libertadores.
Los Negriazules vivieron una noche tensa en Quito. El equipo de Fabián Bustos, Universitario de Deportes, se plantó con orden y logró frustrar durante gran parte del partido los intentos de un IDV que no encontraba la fórmula. Aunque los del Valle dominaron la posesión, su ataque lució espeso y sin profundidad en los primeros 45 minutos. Los peruanos incluso rozaron el gol cuando Valera estrelló un balón en el poste, justo antes del descanso.
El segundo tiempo mantuvo la misma tónica: IDV con el balón, pero sin claridad; Universitario agazapado, apostando por el contragolpe. La frustración crecía en el ambiente y el empate sin goles parecía inevitable… hasta que llegó el minuto 82.
Una jugada preparada, trabajada con paciencia y visión, encendió la chispa. Junior Sornoza tocó en corto en un tiro libre, y Alcívar, sin pensarlo dos veces, sacó un zapatazo esquinado que dejó sin reacción al arquero. Golazo. Gol de otro partido. Gol de tres puntos.
Con ese estallido de talento individual, el Matagigantes se impuso por 1-0 y respira en su grupo. Y aunque el juego colectivo aún debe afinarse, los momentos como el de Alcívar son los que hacen la diferencia en el máximo torneo continental.