Una expulsión cambió todo y ahora Independiente del Valle depende de un milagro en la Libertadores
No fue falta de valentía. Independiente del Valle fue a jugar al Monumental con la determinación de siempre, esa que lo ha convertido en un club respetado a nivel continental. Y por un momento, la noche parecía teñirse de azul y negro. Pero el fútbol —ese que no perdona errores— volvió a demostrar que un detalle puede romper todos los planes.
IDV se paró sin complejos ante River Plate en Buenos Aires. Tras el gol inicial de Sebastián Driussi, el Negriazul respondió con personalidad: primero Michael Hoyos y luego Claudio Spinelli le dieron vuelta al marcador. El golpe sorprendió al local y pareció abrirle el camino a una noche histórica.

Pero todo cambió al filo del descanso. Una imprudencia de Mateo Carabajal terminó en expulsión y, con ella, se derrumbó la estructura que IDV había construido con tanto oficio. River no perdonó. Primero un autogol de Luis Zárate volvió a empatar el partido y luego Franco Mastantuono adelantó a los argentinos antes del entretiempo.
Ya con un hombre menos y el Monumental encendido, el segundo tiempo fue cuesta arriba. River impuso su jerarquía y sentenció el encuentro con goles de Meza, Miguel Borja y, ya en el final, Manu Lanzini. El 6-2 fue un mazazo, aunque no del todo definitivo.
Ahora, Independiente del Valle queda tercero en su grupo y estaría entrando al repechaje de la Sudamericana. No es el escenario ideal, pero aún hay una chance matemática de clasificar. Eso sí, necesita ganar en la última jornada y esperar otros resultados. La esperanza sigue viva, aunque golpeada.
El tropiezo también benefició, curiosamente, a Barcelona SC, que todavía tiene posibilidades de meterse en la siguiente fase. Las vueltas que tiene el fútbol.