El arquero de la Tri Hernán Galíndez volvió a brillar con Huracán y fue clave en una goleada histórica ante Racing de Montevideo. Su actuación, una mezcla de reflejos felinos y precisión quirúrgica, lo confirma como uno de los mejores de Sudamérica.
En el siempre imponente estadio Tomás Adolfo Ducó, Hernán Galíndez volvió a demostrar por qué es el guardián absoluto del arco de la Selección Ecuatoriana. A sus 38 años, el arquero argentino-ecuatoriano no sólo mantiene la categoría, sino que parece estar viviendo una segunda juventud.
Huracán arrasó con un categórico 5-0 frente a Racing de Montevideo en la segunda fecha del Grupo C de la Copa Libertadores 2025. Pero más allá del resultado, fue Galíndez quien se robó los reflectores. Con tres atajadas de alto nivel —de esas que levantan a la tribuna y congelan a los delanteros rivales—, el ‘1’ del Globo ofreció una clase magistral de liderazgo, timing y lectura del juego.

¿Lo más increíble? Un saque suyo desde el área chica fue tan milimétrico que terminó provocando un autogol de Guillermo Cotugno al minuto 19. Una jugada tan inusual como brillante, que dejó claro que Galíndez no solo defiende, también construye jugadas. El resto del festín lo completaron Pereyra (8’), De la Fuente (35’), Urzi (45’+2) y Pérez (53’), pero el alma del partido ya tenía nombre propio.
Con esta actuación, Galíndez suma 13 titularidades y solo 8 goles recibidos en lo que va del año, números que no hacen más que consolidarlo como uno de los arqueros más consistentes del continente. En cada partido, da la sensación de que bajo los tres palos hay algo más que un arquero: hay un estratega, un líder y un símbolo.
Mientras Ecuador lo espera con los brazos abiertos para las próximas Eliminatorias, en Argentina lo celebran como un verdadero ídolo. Galíndez no solo tapa goles, también genera historias. Y esta, en plena Copa Libertadores, fue una para enmarcar.