Emelec y Barcelona se preparan para el Clásico del Astillero más esperado del año.
El Clásico del Astillero no es un partido más. Es historia, pasión y orgullo condensado en 90 minutos. Este 14 de septiembre, el estadio George Capwell será el escenario donde Guillermo Duró e Ismael Rescalvo medirán fuerzas en un choque que promete emociones fuertes. Ambos llegaron para enderezar el rumbo de sus equipos, pero lo hicieron en contextos muy distintos. Hoy, las miradas no solo estarán en la cancha, sino también en el tablero táctico de los entrenadores.

Duró: del miedo al descenso a la ilusión del Hexagonal
Cuando Guillermo Duró aterrizó en Guayaquil, Emelec estaba en zona peligrosa, más cerca del descenso que de los sueños internacionales. Su debut fue una victoria clave ante Manta y desde entonces logró una remontada que pocos imaginaban: cuatro triunfos, un empate y apenas una derrota.
El Bombillo pasó del puesto 10 al noveno lugar con 38 puntos, ya sin riesgo de descenso y con la ilusión de meterse en el Hexagonal final. Duró no solo devolvió confianza, también instaló un estilo de juego práctico y efectivo.
Rescalvo: irregularidad en medio de la presión
El regreso de Ismael Rescalvo al banquillo amarillo tenía como misión recuperar el liderato perdido. Sin embargo, Barcelona se ha mostrado irregular: ganó cuatro partidos, empató dos y perdió tres, todos en el Monumental. A pesar de seguir segundo, los 12 puntos de diferencia con Independiente del Valle parecen una muralla difícil de derribar.
Además, la eliminación temprana en Copa Ecuador ante un equipo de Segunda Categoría encendió las alarmas. Rescalvo sabe que el Clásico no es negociable: la hinchada exige un triunfo que devuelva credibilidad y mantenga vivo el objetivo de llegar fuerte al Hexagonal.
El Clásico del Astillero no solo enfrenta a los dos equipos más grandes del país, también a dos entrenadores con caminos opuestos. Duró ha revivido a un Emelec que parecía condenado, mientras Rescalvo busca estabilidad en un Barcelona que no perdona tropiezos. El 14 de septiembre, en el Capwell, no habrá espacio para errores: el ganador saldrá reforzado, el perdedor quedará bajo la lupa.