El fútbol ecuatoriano vive momentos intensos: Liga de Quito sufre en la LigaPro tras su desgaste en Copa Libertadores y reclama igualdad de condiciones.
El fútbol ecuatoriano no da respiro, y Liga de Quito lo sabe mejor que nadie. Apenas unos días después de celebrar la histórica clasificación a los cuartos de final de la Copa Libertadores, el “Rey de Copas” se topó con una dura derrota frente a El Nacional (1-0), resultado que los aleja de la pelea por el tricampeonato en la LigaPro. Sin embargo, lo que más encendió la polémica fueron las quejas desde el propio club sobre el calendario y las decisiones arbitrales.
La caída ante el “Nacho” dejó un sabor amargo en la hinchada alba. Si bien Julián Tobar, asistente técnico de la U, reconoció la responsabilidad por el bajo rendimiento en la definición, también apuntó a dos factores que —según él— influyeron directamente en el resultado: el desgaste físico por la seguidilla de partidos y un arbitraje polémico que volvió a dejar dudas.
“Un futbolista necesita al menos 72 horas para recuperarse, y nosotros jugamos apenas 66 horas después de enfrentar a Botafogo en Brasil. No es excusa, pero es una realidad. Parece que nos están castigando por estar representando a Ecuador en la Copa Libertadores”, expresó un enérgico Tobar en rueda de prensa.
La molestia en Liga no es nueva. Ya el presidente Isaac Álvarez había reclamado en semanas anteriores la falta de apoyo de la LigaPro para ajustar el calendario cuando el club afronta compromisos internacionales. A esto se sumó la queja sobre un penal no sancionado a Carlos Gruezo, acción que ni el árbitro ni el VAR revisaron.
Más allá de la bronca, en el camerino albo también hay autocrítica. “Tuvimos volumen de juego para remontar, pero no supimos concretar. Ahora tenemos una semana completa para recuperar fuerzas y seguir peleando por el tricampeonato”, agregó Tobar, dejando claro que el objetivo sigue vivo.
El presente de Liga de Quito refleja los contrastes del fútbol ecuatoriano: la gloria internacional frente al sufrimiento en la competencia local. La derrota ante El Nacional no solo encendió alarmas deportivas, sino también un debate más profundo sobre la organización del torneo y el respaldo que reciben los clubes cuando representan al país en el exterior. La U promete no bajar los brazos, y los aficionados ya esperan con ansias la reacción en los próximos partidos.