Universidad Católica lo intentó, pero los peruanos avanzaron a cuartos de final y los jugadores ecuatorianos deberán pensar en nuevos retos internacionales
El fútbol ecuatoriano volvió a vivir una noche de emociones intensas, pero no con el final esperado. La Universidad Católica de Quito soñaba con una remontada histórica en la Copa Sudamericana, pero se topó con un sólido Alianza Lima que mostró jerarquía y se llevó la clasificación. La eliminación duele porque la Chatoleí dejó todo en la cancha, pero también invita a reflexionar sobre el nivel competitivo de nuestros clubes y el impacto de los jugadores ecuatorianos en el extranjero, quienes cada vez tienen más responsabilidad de poner en alto el nombre del país.
El partido: ilusión y golpe de realidad
La remontada parecía posible cuando al minuto 18, Azarías Londoño encendió la ilusión con un golazo tras una gran asistencia de Mauro Díaz. El 1-0 ponía en pie a los hinchas del Trencito Azul, que soñaban con lo imposible.
Pero pronto la realidad se impuso. Al minuto 38, apareció el ecuatoriano Erick Castillo, figura en Alianza Lima, quien con su octavo gol en la temporada (además suma 5 asistencias en 32 partidos) silenció el estadio y dejó casi sentenciada la serie.
Y por si fuera poco, al minuto 81, Kevin Quevedo marcó otro golazo para los peruanos, liquidando definitivamente las esperanzas de la Católica. El marcador final fue 2-1 a favor de Alianza Lima, confirmando su pase a los cuartos de final.
El contexto: lecciones para el fútbol ecuatoriano
La eliminación deja varias conclusiones. Primero, que la Católica mostró corazón pero le faltó jerarquía internacional. Segundo, que la participación de jugadores ecuatorianos en el extranjero, como el propio Castillo, marca la diferencia en este tipo de duelos. Su gol no solo significó el pase de Alianza Lima, sino que recordó que muchos compatriotas están brillando fuera de casa, sumando triunfos del fútbol ecuatoriano aunque en este caso fuera en contra de un club nacional.
La Chatoleí quedó fuera de la Copa Sudamericana, pero la historia continúa para el fútbol ecuatoriano. Cada derrota trae consigo una enseñanza y un llamado a la mejora. Mientras tanto, los aficionados siguen con atención la actuación de nuestros cracks que, dentro y fuera del país, mantienen viva la pasión.