Con un déficit importante y el riesgo de perder su sede, El Nacional enfrenta uno de los momentos más duros.
En el fútbol ecuatoriano, las canchas no siempre se ganan con goles. A veces, la batalla se libra en las oficinas, contra deudas, plazos y decisiones que pueden marcar el futuro de un club histórico. Ese es el drama que vive hoy El Nacional, un equipo que alguna vez fue sinónimo de gloria, y que ahora pelea contra el reloj para evitar un golpe que podría ser definitivo.
El Nacional, entre la espada y la pared
El presidente Marco Pazos lo dejó claro en una entrevista con FB Radio: la situación económica del Bi-Tri es crítica. Con un déficit de 8,7 millones de dólares, el club no solo enfrenta malos resultados en la cancha, sino también el éxodo de jugadores que se marchan por la falta de pagos.
El problema más urgente está sobre la mesa: el próximo lunes 18 de agosto vence el plazo para evitar el remate de la sede del club, y para frenarlo, deben reunir 180 mil dólares. La disyuntiva es dura: ¿salvar el patrimonio o cumplir con las obligaciones salariales del personal?
“Nos toca decidir entre salvar el bien o pagar al personal. Es complicado, pero estamos haciendo todo lo posible para que todo pase”, confesó Pazos con tono resignado.

Una afición que no responde como antes
La situación se agrava con la baja asistencia de hinchas. En el último partido ante Barcelona SC, apenas se vendieron poco más de 7.000 entradas, cuando la expectativa era de al menos 15.000. Esa recaudación iba a destinarse directamente al pago de sueldos.
“El equipo necesita dinero. Este dinero iba a ser para sueldos. Mañana vamos a pagar una quincena”, agregó el presidente, evidenciando que la lucha es día a día.
El Nacional, tres veces campeón de Ecuador y orgullo de varias generaciones, atraviesa una crisis que pone a prueba su historia y su gente. En un momento en el que cada dólar cuenta, el apoyo de la afición podría ser la diferencia entre un nuevo capítulo o un cierre amargo.