Desde la experiencia mundialista hasta el hambre juvenil, Cueva y Barco llegan para cambiar la historia de Emelec en esta temporada.
En medio de un año turbulento, Emelec apuesta fuerte por el talento peruano. La llegada de Christian Cueva y Alfonso Barco ha generado una ola de entusiasmo entre los hinchas eléctricos. ¿Será esta dupla la que devuelva la identidad y competitividad al club?
Más allá del fichaje, una imagen compartida por ambos en redes sociales —sonrientes, en un auto, camino al entrenamiento— reveló algo más profundo: hay química, hay conexión, hay ilusión. Y eso, en el fútbol, puede ser más valioso que cualquier esquema táctico.
Christian Cueva: experiencia, clase y redención
“Aladino” Cueva no necesita carta de presentación. Mundialista con Perú, finalista de Copa América y con pasos por clubes en España, Brasil, México y Arabia Saudita, llega a Guayaquil en busca de resurgir futbolísticamente. A sus 32 años, tiene la técnica intacta y, más importante aún, el deseo de volver a ser protagonista.
Emelec le ofrece un nuevo escenario, una hinchada exigente y una liga donde su calidad puede marcar la diferencia. Si Cueva está enfocado, el Bombillo puede soñar en grande.

Alfonso Barco: juventud con hambre y fútbol moderno
Por su parte, Alfonso Barco, de apenas 23 años, representa el nuevo perfil de volante moderno: dinámico, técnico y con presencia en ambos lados del campo. Con experiencia en Universitario y en el exigente Defensor Sporting uruguayo, Barco aterriza en Ecuador para consolidarse y crecer.
Ya ha jugado torneos internacionales, y su paso por Uruguay lo curtió en la intensidad. En Emelec tiene una oportunidad dorada de brillar junto a un compatriota que ya es ídolo en su país.
¿Puede esta dupla marcar una era en Emelec?
Con la calidad de Cueva y la proyección de Barco, Emelec encuentra una mezcla que puede cambiarle la cara al equipo. Los hinchas ya empiezan a soñar. ¿Veremos a esta dupla liderar al Bombillo de vuelta a lo más alto del fútbol ecuatoriano?
No te pierdas los próximos partidos… porque algo grande puede estar empezando en Guayaquil.
