Papá se impone con autoridad y deja a Barcelona SC en crisis profunda.
Cuando el fútbol ecuatoriano habla con el corazón, los gritos de la hinchada retumban como sentencia. En Chillogallo no fue diferente: los cánticos de “¡que se vayan todos!” marcaron una noche que puede ser un antes y un después en la temporada 2025. Aucas, con hambre de gloria, aplastó a un Barcelona Sporting Club que llegó herido… y se fue desangrado.
La previa ya venía cargada. El Ídolo del Astillero arrastraba la frustración de haber sido eliminado como el peor de su grupo en Copa Libertadores. Y en frente, Sociedad Deportiva Aucas, que no solo jugaba por los puntos, sino por el orgullo. El resultado: un 2-0 que hizo vibrar a todo Quito y estremecer a Guayaquil.
El golpe en la cancha y en los libros contables
Aucas no solo ganó, dominó de principio a fin. Brian Montenegro abrió la cuenta al minuto 40, y Michael Carcelén, ex BSC, aplicó la ley del ex al 66’. Mientras los orientales trepaban al 2.º puesto de la tabla, los toreros caían en una espiral que va más allá de lo deportivo: el déficit del club ya supera los USD 54 millones y crece sin freno.
En el estadio Gonzalo Pozo Ripalda, no hubo piedad. Aucas fue superior, Barcelona fue la sombra de sí mismo, y la hinchada lo dejó claro con cánticos dirigidos a Antonio Álvarez, el cuerpo técnico y los jugadores. ¿Se rompió definitivamente el proyecto torero?
¿Y ahora qué? El fútbol ecuatoriano necesita respuestas
Lo que pasó en Chillogallo no fue solo un partido. Fue una radiografía de lo que vive el fútbol ecuatoriano: pasión, crisis, gloria y desilusión, todo en 90 minutos. Aucas sueña, Barcelona tambalea, y los hinchas exigen cambios ya.
