El estratega argentino Juan Grabowski, que había logrando el histórico ascenso, concluyó su ciclo al frente de los Chamos.
El fútbol ecuatoriano nunca deja de sorprender, y esta vez la noticia golpea directamente a la hinchada de Vinotinto. Juan Grabowski, el estratega argentino que llevó al equipo a un histórico ascenso y se convirtió en el DT con más tiempo en el cargo, dejó su puesto tras la eliminación en la Copa Ecuador y una racha negativa en la LigaPro que tiene al club al borde del descenso.
Un inicio de ensueño convertido en pesadilla
Cuando Vinotinto irrumpió en la élite del fútbol ecuatoriano, lo hizo con un estilo fresco y resultados que ilusionaron a todos. Rafael Monti brillaba como goleador y los “Chamos” eran la grata revelación del torneo. Sin embargo, esa magia se fue apagando con el paso de los meses.
La derrota 2-1 frente a Gualaceo en la Copa Ecuador fue la gota que derramó el vaso. A la temprana eliminación se sumaron más de dos meses sin victorias en LigaPro, una racha que arrastró al equipo hacia los últimos lugares de la tabla. El sueño del ascenso se transformó en la dura realidad de pelear por no descender.
El legado de Grabowski en Vinotinto
Grabowski, de 43 años y oriundo de Rosario, Argentina, deja un registro de 63 partidos dirigidos: 29 victorias, 22 derrotas y 12 empates. Su mayor logro, sin duda, fue haber conseguido el ascenso y mantenerse por casi 600 días al mando, algo inédito en un campeonato donde los técnicos suelen durar poco.
Sin embargo, los números recientes no acompañaron y la presión de los hinchas, junto con la urgencia de resultados, terminó forzando su salida. La directiva aceptó su renuncia este 15 de agosto, según confirmó StudioFútbol.
Lo que se viene para Vinotinto
El panorama no es alentador. Vinotinto ocupa la posición 13 en la LigaPro con apenas 24 puntos y forma parte de la temida “Ronda del Descenso” junto a Macará, Manta y Mushuc Runa. El próximo duelo frente a Deportivo Cuenca, este lunes 18 de agosto, será clave para definir si el equipo logra reaccionar o si sigue hundiéndose.
La hinchada espera un reemplazo que pueda devolver la esperanza y encender de nuevo la ilusión. En el fútbol ecuatoriano todo puede pasar, y lo que hoy parece crisis, mañana puede convertirse en otra historia de resurrección.
