El DT de LaTri cree que Ecuador puede hacer el mejor Mundial de su historia gracias al talento y la unidad de sus jugadores en el extranjero
La actualidad del fútbol ecuatoriano vive un momento emocionante. No solo por la clasificación anticipada al Mundial 2026, sino también por la visión ambiciosa de Sebastián Beccacece, seleccionador de LaTri, quien ha elevado las expectativas de todo un país al comparar el proceso ecuatoriano con el de una potencia europea: Portugal.
En una entrevista con DSports, el estratega argentino no se guardó elogios para la nueva generación de jugadores ecuatorianos en el extranjero, destacando el lazo fraterno entre Moisés Caicedo y Gonzalo Plata, íconos del presente y futuro tricolor. «Cuando Flamengo estaba celebrando, Gonzalo y Moi estaban intercambiando camisetas, riéndose, caminando juntos. Eso no se compra. Eso se construye», relató Beccacece al recordar una escena post partido entre Flamengo y Chelsea en el Mundial de Clubes 2025.
Más que talento: unidad, familia y sueño compartido
Según el DT, el fútbol ecuatoriano está en su punto de ebullición no solo por el nivel de sus figuras, sino por la química interna que vive el grupo. “Se ha generado una familia, donde el equipo está por encima de las individualidades”, destacó.
Beccacece fue más allá al decir que el sueño es legítimo: “Estos chicos realmente lo quieren, y si Ecuador aspira a hacer el mejor Mundial de su historia, la clave está en la unidad y el conjunto”.
Y en una comparación que resuena con fuerza, señaló: “Si uno ve a Portugal, tiene 20 jugadores en la élite. Nosotros tenemos algunos, pero el poder está en el colectivo”.
🗣 "EN LA SELECCIÓN SE HA PODIDO GENERAR ESO: UNA UNIDAD FAMILIAR"
— DSPORTS (@DSports) July 16, 2025
🇪🇨 Sebastián Beccacece habló del agradable momento que compartieron Gonzalo Plata y Moisés Caicedo después del partido por el Mundial de Clubes FIFA 2025™ y resaltó la unión como grupo que se ha logrado obtener… pic.twitter.com/Fh4heaCza4
Reflexión final: el camino está claro, y el corazón también
El mensaje es claro: no se trata solo de talento individual, sino de un proyecto sólido, emocional y colectivo. Ecuador no solo clasifica al Mundial, se prepara para hacer historia. Y cada partido, cada gesto de camaradería entre nuestros embajadores en el extranjero, alimenta el sueño de un país entero.
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